Para un grupo de políticos y personalidades en Suiza la dignidad no solo pasa por tener garantizado un puesto de trabajo con el que asegurar sus condiciones de vida sino, directamente, por no tener que trabajar para ganar dinero. Bajo esta premisa ha sido presentada una propuesta para que todos los suizos, sin distinción, reciban un mínimo de dos mil quinientos francos mensuales (dos mil euros) por parte del Estado.
La iniciativa «Por una renta básica incondicional» se ha publicado esta semana en el boletín federal y parte de una concepción tan utópica como que el trabajo deje de ser el principal responsable de los ingresos de los suizos. De esta manera, trabajar se convertiría en un complemento al salario y solo tendrían una vida laboral aquellos que desearan disponer de altas rentas. Según el texto, es el Gobierno suizo el que debe velar por «el establecimiento de una renta básica incondicional que permita a la población vivir una vida digna y participar en la vida pública».
Políticos socialistas como el ex canciller de la Confederación, Oswald Sigg, así como economistas, cineastas y demás artistas son algunas de las caras visibles de la propuesta. Defienden, entre otras cosas, la necesidad de que el Estado garantice estos ingresos para librar «a la población de la obligación de ganarse la vida» y reducir el número de personas en «situación de precariedad».
En declaraciones a Le Temps, Sigg ha calificado de «injusticia» la obligación de trabajar para garantizar unas condiciones de vida dignas, pues hay personas que, sencillamente, no encuentran empleo o no pueden trabajar en aquello que siempre quisieron. «Sin tener que ganar dinero para comer, todo el mundo podría dedicarse a lo que quiere». Además, parece que el ex canciller no ha contemplado la posibilidad de que, sin tener la necesidad de trabajar, los suizos opten por dedicarse a la buena vida. «No se trabajará menos, se trabajará de otra manera y aquellos que quieran ganar más, trabajarán más».
En tanto, el presidente de la Comisión para la Seguridad Social y Salud Pública, Stephane Rossini, ha considerado que la iniciativa no es más que una «hipótesis» que difícilmente se podría poner en marcha.
No es la primera vez que el debate entre trabajo y dignidad sale a relucir en Suiza. De hecho, hace escasos meses los sindicatos presentaron una propuesta para subir el salario mínimo de los ciudadanos a cuatro mil francos al mes, unos 3300 euros. Para los sindicatos, la cifra garantizaría una vida digna en el país. «El diez por ciento de las personas que trabajan a tiempo completo reciben un salario de menos de cuatro mil francos, que no es suficiente para cubrir sus necesidades básicas de vida», recordaron. ABC