Alto y fuerte, alegre, aparentemente indolente, este hombre a quien todo el mundo presenta como "el Bill Gates africano", tiene más de un truco bajo la manga... como sería de esperar.
Después de haberse granjeado fama gracias a una sociedad productora de programas informáticos para empresas, este ghaneano cosmopolita está cambiando de registro, al lanzar una nueva empresa con un doble objetivo: ayudar a las PYME del continente a vender sus productos en el mundo entero y, de paso, contribuir a su desarrollo mejor de lo que cualquier programa de ayuda lo haría.
Herman Chinery-Hesse creó SoftTribe.com en 1990, luego de completar sus estudios en Estados Unidos y de un primer trabajo en Gran Bretaña. Ingeniero de formación, ya había comprendido que podían hacerse muchas cosas útiles con las computadoras y, tras una apuesta durante una noche de copas, decidió convencer a las empresas de Accra, su ciudad natal, que les convenía contratarlo para facilitarles la entrada en la era de la informática.
Sin embargo, en una economía controlada por el gobierno en un 70 por ciento, el mercado es siempre limitado. Más todavía cuando se trata de conseguir un importante contrato tradicional... en sitios donde las multinacionales cuentan con los mecanismos de presión necesarios sobre quienes toman las decisiones, para sacar una buena tajada. Se topó con situaciones similares en otros mercados africanos, en donde también se lanzó.
Razón por la cual, decidió buscar nuevos clientes con un modelo de negocio diferente y una tecnología adaptada a las circunstancias. Los programas de SoftTribe están ahora en las nubes y pueden bajarse con un ancho de banda muy limitado.
Para ganarse a las PYMEs desistió de los contratos anuales, y optó por recibir apenas un porcentaje mínimo por cada operación realizada, pero... A una empresa de buses, por ejemplo, aunque le cobre únicamente el uno por ciento por cada boleto vendido... sus ganancias se tornan considerables a medida que los boletos vendidos se multiplican.
La evolución es el inicio de una estrategia nueva. "Para cambiar África hay que cambiar a la mayoría de los africanos, dirigirse a la base de la pirámide", en todo caso aquella base constituida por las pequeñas y medianas empresas, dice Chinery-Hesse.
Su proyecto más importante en la actualidad es ShopAfrica53.com, un sitio al estilo de eBay, cuyo objetivo es "servir de intermediario a las pequeñas empresas", me explicó recostado sobre un baúl en su veranda.
Un sitio por país permite a los vendedores anunciar sus productos, y a los clientes solicitarlos. Las transacciones se hacen vía SMS.
A falta de una red bancaria para efectuar compras y ventas online, fue necesario idear un sistema que bautizó como African Liberty Card, unas tarjetas rascables (scratch cards) producidas y puestas en circulación por ShopAfrica53. Permiten cargar de manera instantánea cierta cantidad de dinero en un móvil para poder comprar. Perfecto ejemplo de la necesidad de crear infraestructura, con la cual se topan todos los innovadores africanos, y a la que aludió Bright Simmons.
La logística está enteramente bajo responsabilidad de los envíos de paquetería tradicionales (DHL, Fedex y otros). "Ellos saben cómo ir a buscar un paquete al monte y entregarlo en Zaragoza, Toulouse, o Miami", me explicó Chinery-Hesse, "no tengo por qué preocuparme de ese asunto. El costo se financia mediante "la diferencia entre los salarios en África y los de Europa o Estados Unidos."
Reconoce que hará falta cierto tiempo para que su proyecto se imponga... cinco años tal vez. "Pero será más efectivo que cualquier ayuda del exterior durante el mismo lapso. No sé de ningún país que se haya desarrollado gracias a la ayuda externa. Es una cortina de humo. Nosotros lo haremos mejor y, además, con dignidad." Puntualizó.