Sacerdote acusado de violar a 45 niños fue protegido por el Vaticano

Gerardo Silvestre Hernández

Siete curas del estado mexicano de Oaxaca denunciaron a uno de sus compañeros por pederastía, siendo desoídos en todas sus denuncias incluso por el arzobispo José Luis Chávez Botello. La denuncia de los curas contra el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández era por la violación de 45 menores indígenas. El Vaticano desestimó las denuncias y, a cambio, sancionó a uno de los denunciantes.

Un nuevo escándalo por pederastía comienza a tejerse en torno a la Iglesia en México: Al menos 45 niños y jóvenes indígenas de Oaxaca fueron abusados sexualmente por un sacerdote de nombre Gerardo Silvestre Hernández.

De acuerdo con una investigación de Julio Hernández López, del diario La Jornada, desde junio de 2009 se presentaron testimonios ante las autoridades municipales e incluso ante el arzobispo José Luis Chávez Botello por siete curas oaxaqueños. Pero Chávez Botello permitió que el cura pederasta continuara en ejercicio durante más de tres años y en contra parte castigó a los 7 sacerdotes que en su momento escucharon y atendieron a los denunciantes.

El asunto también fue notificado al Vaticano, donde a pesar de todo declararon inocente a Gerardo Silvestre Hernández. “Hasta que el domingo 27 del mes pasado tuvo que suspenderlo en su ministerio al darse a conocer una denuncia que hizo el mecánico Pedro Mendoza, cuyo hijo de nueve años fue enviado en 2006 como acólito a la parroquia donde oficiaba Silvestre Hernández (en dos ocasiones intentó suicidarse el pequeño, una cuando el presbítero fue a buscarlo a su casa). Luego surgieron otras dos denuncias de jóvenes que en su niñez también pasaron por la parroquia de San Pablo Huitzo, entonces a cargo de Gerardo Silvestre”, destaca el diario.

Agrega que desde junio de 2009 el arzobispo Chávez Botello había escuchado en su cara los señalamientos detallados de Gerardo Silvestre como “un caso probado de pederastia clerical en una zona indígena” y de “afición al alcohol, el dinero y el poder” que le habían hecho de viva voz siete sacerdotes diocesanos.

Los religiosos oaxaqueños enviaron una carta formal al cardenal William Joseph Levada, directivo de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que aseguraron que desde el 16 de junio de 2009 “advertimos a nuestro arzobispo (Chávez Botello) y a su obispo auxiliar, Óscar Campos Contreras –hoy obispo de Tehuantepec–, en una reunión que le pedimos para tratar este caso, que el malestar del pueblo y la noticia de la pederastia del padre Gerardo Silvestre estaba desbordando los límites de las parroquias de Santiago Camotitlán –su parroquia inmediatamente anterior– y Villa Alta, su parroquia actual en este momento”.

En el documento enviado al Vaticano, el 4 de agosto de 2010, se destacaba la consternación por el caso:
“Estamos muy preocupados por esta situación que, consideramos, puede llevar a nuestra iglesia diocesana –y por ella a la Iglesia universal– a una crisis de credibilidad y de pérdida de respeto peor que la que el papa Benedicto XVI advierte en su Carta Pastoral a los católicos de Irlanda”, puesto que “el delito de pederastia que denunciamos, pudiendo resolverse a tiempo, se ha dejado que avance encubierto por nuestro arzobispo, con gran sufrimiento de niños y adolescentes indígenas, de sus padres y de pueblos completos.”

Santa Catarina Yetzelalag, Villa Alta: el sacerdote Silvestre Gerardo “a los niños y jóvenes de la comunidad (…) les hacía caricias obscenas y jugueteaba con ellos (…) En una de las festividades (…) invitó a unos jóvenes a tomar y les compró sus cartones de cerveza y que ya tomados a uno de ellos le estuvo chupando el pene y acariciándolo indebidamente”.

Chávez Botello prefirió castigar al diácono Ángel Noguera, alejar al cura Apolonio y elevar de categoría a Gerardo Silvestre Hernández. El 17 de febrero de 2011, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe exculpó desde Ciudad del Vaticano a Gerardo Silvestre (“no pesa denuncia verosímil” en su contra) y al arzobispo Chávez Botello.

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