De acuerdo con varios informes en los medios de comunicación árabes, los clérigos Musulmanes han comenzado a pedir la demolición de las Grandes Pirámides de Egipto o, en las palabras del Sheikh saudí Ali bin Said al-Rabi’i, los “símbolos del paganismo”, los cuáles el partido Salafista de Egipto desde hace mucho tiempo han previsto cubrir con cera. Más recientemente, el ”Sheikh de Sheikhes sunita” de Bahrein y el presidente de la Unidad Nacional, Abd al-Latif al-Mahmud, le pidieron al nuevo presidente de Egipto, Mohamed Morsi, “destruir las pirámides y lograr lo que Amr Ibn al-As no pudo.”
Esta es una referencia al compañero del profeta Musulmán Muhammad, Amr ibn al-As y sus tribus árabes, quienes invadieron y conquistaron Egipto alrededor del año 641. Bajo al-As y la dominación Musulmana posterior, muchas antigüedades de Egipto fueron destruidas como reliquias de la infidelidad. Mientras que la mayoría de los académicos occidentales argumentan lo contrario, de acuerdo con los primeros escritores Musulmanes, la gran Biblioteca de Alejandría—considerada un depósito de conocimiento pagano que contradice el Corán—fue destruida bajo el reinado de bin al-As, y en cumplimiento con el mandato del Califa Omar.
Sin embargo, mientras que la quema de libros fue un proceso sencillo en el siglo séptimo, la destrucción de las montañas-pirámides y su Esfinge guardián no lo fue— aunque los gobernantes medievales de Egipto Mameluco lograron ”desnarizar” el último en prácticas de tiro (aunque la leyenda popular naturalmente, lo atribuye a un occidental, Napoleón).
Ahora, sin embargo, a como el “Sheikh de Sheikhes” de Bahrein señala, y agradece a la tecnología moderna, las pirámides pueden ser destruidas. La única pregunta es, si el presidente de la Hermandad Musulmana de Egipto es lo suficientemente ”piadoso”—si él está dispuesto a completar el proceso de islamización que se inició bajo las manos del primer conquistador Islámico de Egipto.
Tampoco es un curso de acción inverosímil. La historia está repleta de ejemplos de Musulmanes destruyendo su propio patrimonio pre-Islámico, empezando por el propio Mahoma, quien destruyó el templo de Ka’ba, convirtiéndolo en una mezquita.
Preguntar “¿Qué pasa con el Islam que tan a menudo convierte a sus seguidores en contra de su propio patrimonio?” Daniel Pipes proporciona varios ejemplos, en la India la destrucción de los templos por los Musulmanes Medievales, los Musulmanes contemporáneos destruyendo la herencia de sus antepasados en Egipto, Irak, Israel, Malasia y Túnez. En la actualidad, lo que la Corte Penal Internacional esta describiendo como un posible “crimen de guerra”, los fanáticos Islámicos están destruyendo el legado antiguo de la ciudad de Tombuctú, en Malí, todo para el triunfante grito de guerra del Islam, “¡Allahu Akbar!”
Gran parte de este odio por su propia herencia pre-Islámica está ligada al hecho de que, tradicionalmente, los Musulmanes no se identifican con tal o cual nación, cultura o idioma, pero sólo con la nación islámica—la Umma. En consecuencia, mientras que muchos Egipcios—Musulmanes y no Musulmanes por igual—se ven ante todo como Egipcios, los Islamistas no tienen identidad nacional, identificandose sólo con la “cultura” del Islam, basada en la “sunna” del profeta, y el idioma del Islam, el árabe. Este sentimiento se reflejó claramente cuando el ex líder de la Hermandad Musulmana, Mohamed Akef, declaró recientemente “el infierno con Egipto”, indicando que los intereses de su país son secundarios a la del Islam.
Además, se dice que este tipo de llamadas se están haciendo ahora—inmediatamente después de que un miembro de la Hermandad Musulmana de Egipto se convirtiera en presidente. De hecho, los mismos informes que discuten la llamada a demoler la última de las Siete Maravillas del Mundo, también señalan que los Salafistas Egipcios están pidiendo a Morsi para desterrar todos los Chiítas y los Bahá’ís de Egipto.
En otras palabras, las llamadas recientes de Morsi para liberar el Sheikh ciego, un cerebro terrorista, de la prisión los EE.UU., puede ser la punta del iceberg en la audacia por venir. Desde llamadas a legalizar el matrimonio de esclavas sexuales Islámicas, llamadas al instituto de la ”policía moral” a llamadas para destruir las montañas-monumentos de Egipto, bajo la tutela de los Hermanos Musulmanes, la botella ha sido descorchada, y el genio ha sido desatado en Egipto.
¿Tomaran nota todas aquellas instituciones internacionales, que miran hacia otro lado cada vez que los derechos humanos son abusados por los Musulmanes, para que no aparezcan “islamofobicos”, ahora que las Grandes Pirámides parecen ser el siguiente blanco en la lista negra del Islam? ¿O se silenciaran por el hecho de que los Musulmanes están involucrados—incluso si los símbolos más antiguos de la civilización humana sean golpeados en el suelo? ANTEDILUVIANA