El terremoto más poderoso de 2012 —de 8,6 grados— se registró el pasado abril en el océano Índico, cerca de la isla de Sumatra. Fue un temblor muy peculiar. No ocurrió en la zona de colisión entre dos placas tectónicas,
como es habitual en todos los grandes sismos, sino que fue un
«terremoto intraplaca», es decir, sucedió dentro de los dominios de una.
Los científicos creían que éstos no podían ser tan violentos.
Además, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de California, que realizaron la primera observación de alta resolución del temblor, descubrieron que éste fue increiblemente complejo. Se propagó rompiendo multitud de fallas que formaban entre sí ángulos casi rectos, como si avanzase por un laberinto.
«Nuestros
resultados indican que el quebramiento del terremoto siguió un camino
excepcionalmente tortuoso, rompiendo multitud de segmentos de una red
previamente no identificada de fallas perpendiculares entre sí», ha afirmado Jean-Paul Ampuero, uno de los autores del estudio, publicado en Science Express.
«Este sismo nos ha dado la improbable oportunidad de investigar la
física de estos eventos tan extremos, y de medir las propiedades
mecánicas de los materiales que se encuentran a gran profundidad bajo los océanos».
Además
de ser el terremoto más intenso de 2012, y el más poderoso registrado
lejos de los límites entre placas tectónicas, también es el más fuerte
del que se tiene noticia que acontece en fallas de desgarre —cuando los lados de la falla empujan horizontalmente en sentidos opuestos—.
Para
diseccionar con tanta precisión el terremoto y poder deducir el
complejo juego de fallas y rupturas que se dieron, los investigadores
han medido los movimientos sísmicos con sensores situados en distintos lugares del globo.
Después han analizado por triangulación —considerando los retardos
entre las señales— los datos para ofrecer la imagen más precisa del
temblor.
Los investigadores postulan que puede que fuese el agua del mar la
que permitió que todos estos acontecimientos, nunca antes registrados,
tuviesen lugar. «Una posible explicación para una cadena de rupturas tan
complicada puede ser una fricción reducida gracias a la interacción entre el agua y las rocas del fondo oceánico», ha afirmado Tsai, coautor del estudio.
Y
aún tiene una particularidad más. A pesar de haber ocurrido en una
placa tectónica previamente fracturada —y por tanto con lugares en los
que potencialmente era más fácil que se rompiese—, el resquebrajamiento
de este terremoto marcó su propio camino. Su propio laberinto. Ignoró por completo las rupturas antiguas
El epicentro del temblor se situó relativamente cerca del del terremoto que causó el dramático tsunami de 2004