Las primeras noticias sobre las posibilidades de mejora de las baterías gracias al grafeno apareció en diciembre del 2011, gracias a la investigación de la Universidad del Noroeste (Illinois), en las que auguraban una capacidad y una velocidad de carga 10 veces superior a la de las baterías iones de litio y silicio.
Una vez más, la colaboración entre los laboratorios de investigación y las empresas privadas ha resultado en una aplicacion práctica de las propiedades del grafeno y a corto plazo. En esta ocasión el Laboratorio nacional de Argonne, del Departamento de energía de los EEUU y la Compañía CalBattery afincada en California, han aunado esfuerzos y han conseguido incluir el grafeno en la línea de produccion de las baterías de una manera estable y duradera.
La batería que van a fabricar tiene una densidad energética de 525 Wh/kg, que es 3,5 veces mayor que las actuales. Como referencia, las baterías de litio actuales tienen una capacidad energética de entre140 y 160 Wh/kg, por lo que aunque no llegue a las cotas logradas en laboratorio, supone un gran avance.
La densidad energética está relacionada con la cantidad de iones de litio que se pueden almacenar en el ánodo (o el cátodo) de la batería, y esta es incrementada evitando la fragmentación del silicio, para ello han optado por combinar los grupos de silicio entre las láminas de grafeno, a modo de sándwich, así se consigue más densidad energética que solo con grafeno, y estas absorben la dilatación del silicio sin que se fragmente.
Para hacernos una idea de lo que significa en la práctica, un coche con una autonomía de 199km pasaría a tener aproximadamente 650km de autonomía.