El primer banco de los 'indignados' abrirá tres oficinas en 2013

El primer banco de los 'indignados' abrirá tres oficinas en 2013
Un manifestante levanta un cartel contra el Banco de España en la Puerta del Sol. (EFE) En 2013 se consolidará oficialmente en España la primera banca indignada. Una banca que ya existe como cooperativa de crédito bajo la marca Fiare y que, con 2.879 socios, maneja un capital social de 3,2 millones de euros. Casi nada comparado con el sueldo de un solo directivo de la banca noble. Pero la velocidad de la glaciación amenaza a los dinosaurios: hace solo cuatro meses, al cierre de 2011, el capital social de Fiare era de 2.766.678. Y al terminar 2009, de 1.194.204 euros. En resumen, que se ha multiplicado por tres en menos de dos años y medio.

La historia es larga. Existían indignados antes de que, oficialmente, se popularizara el concepto de indignado. La banca indignada española tiene su germen en 1986, cuando se disuelve la editorial Bruguera y sus trabajadores crean un fondo, con parte de las indemnizaciones que recibieron por su despido, para promover proyectos económicos que persiguiesen la creación de lugares de trabajo de calidad bajo un espíritu esencialmente cooperativista.

El proceso culmina en 1996 con la creación de la cooperativa de servicios financieros COOP57, que en la actualidad conforman 407 entidades asociadas, 1.707 socios colaboradores, financian 170 proyectos por valor de 6.978.098 euros, manejan depósitos por valor de 10.818.759,19 y gestionan 1.147.000 euros en títulos participativos.

La clave del funcionamiento de COOP57 es antitética a la de cualquier banco: “Para nosotros el dinero es una herramienta, no un objetivo”, la resume el socio fundador Adrián Battaglia.

Cómo participar



No cualquier empresa puede adscribirse. Para entrar a formar parte como socio de pleno derecho hay que ingresar 1.000 euros al capital social de la cooperativa. Pero, antes, la empresa o entidad ha de pasar el examen de una comisión social que evalúe la ética de la marca aspirante. Los tres principales requisitos que se exigen a las empresas candidatas son su respeto al medio ambiente y a la dignidad en las condiciones laborales de sus trabajadores, y que el afán de lucro no sea su único objetivo.

La intercooperación es el diésel de esta máquina. Si, por ejemplo, una empresa de comunicación adscrita a COOP57 necesita los servicios de una firma informática, los obtendrá a un precio inferior al mercado y podrá solicitarlos a crédito pagando solo un 6% de interés. Si el solicitante únicamente necesita capital, este interés se eleva al 7%. Siempre bajo la autorización de una comisión do cooperativistas que evalúa la viabilidad económica de cada proyecto.

Otro de los servicios esenciales que presta COOP57 a sus asociados es el anticipo de las subvenciones concedidas por unas administraciones públicas cada día más morosas. Y la posibilidad de retirar el cien por cien del capital invertido en la cooperativa, o los depósitos particulares (que se pagan al 2% de interés anual), en un plazo máximo de 48 horas. Para estas operaciones de devolución siempre se mantiene un fondo del 15% del capital social. Y todos los inversores saben, en cada momento, dónde y para qué está invertido su dinero.

El 15-M ha dado un impulso importante a esta cooperativa. Sobre todo en Madrid, donde ha pasado de tener 10 entidades asociadas a 49 en un solo año. La estructura se mantiene sin necesidad de profesionalización. El 90% del trabajo proviene del voluntariado de los socios. Battaglia, por ejemplo, es el único asalariado en Madrid. Y cobra por dedicación exclusiva solo lo correspondiente a 15 horas semanales.

Y de COOP57 nació hace unos diez años la semilla de la banca indignada española que echará a andar en 2013. Fiare, esta cooperativa de crédito, no ha conseguido aun convertirse en entidad jurídica por las imposiciones del Banco de España: carece de los seis millones de capital social que se le requieren y deben demostrar su capacidad para llevar adelante tan procelosa actividad financiera, no vaya a ser que tenga que ser nacionalizada.

Por eso, de momento, los promotores de Fiare actúan desde 2005 como agentes de la Banca Populare Etica (BpE) italiana, una entidad que maneja un capital social de 37,6 millones de euros y cuenta con 36.898 socios.

Oficinas y banqueros ambulantes



En 2013 se abrirán tres oficinas operativas de Fiare, tras su integración social y operativa en BpE, en Barcelona, Madrid y Bilbao. Pero el grueso de su cartera de clientes lo intentarán captar, como en Italia, a través de la figura del “banquero ambulante” y de internet. Los productos que ofrecerán son idénticos a los de cualquier entidad bancaria, con la diferencia de que los clientes sabrán siempre por dónde pasa su dinero y las decisiones serán siempre adoptadas de manera asamblearia: “Una persona, un voto. Independientemente del capital social que posea”, señala Valle Contreras, agente de Fiare.

Dependiendo del producto, Fiare está manejando unos intereses de crédito de entre el 5,5 y el 6%. Bastante inferior al que cobran las entidades crediticias tradicionales. Al cierre de 2011, tenía una bolsa de créditos vigentes de 24.484.619 euros, con un riesgo abierto de 13.320.582. Maneja 28.961.517 euros en depósitos, casi triplicando los 9.584.281 con que cerró 2007. Todavía no se presta a particulares. De momento, solo se trabaja con entidades (fundaciones, ONG…) o empresas.

Los promotores de Fiare han sido, durante el último año, voces esenciales en las comisiones de economía y finanzas de las asambleas del 15-M. Un banco sin ánimo de lucro. Con una comisión ética, separada de la estructura de Fiare, que evalúa previamente cada inversión, cada préstamo, para que se ajuste a unos principios de viabilidad, sostenibilidad, ecología, derechos laborales… “No tenemos medios para campañas publicitarias”, reconoce Valle Contreras. “Pero con lo que ya se ha conseguido hasta ahora, creo que hemos demostrado que somos una alternativa real”. NUEVO DESORDEN MUNDIAL