La Guerra Santa de la OTAN tendrá graves consecuencias



A la secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton se le acaba la munición retórica en la Guerra Santa de EE.UU. contra Siria. Tal vez sea la tensión de lanzar una guerra de la OTAN eludiendo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Tal vez sea la tensión de ser rutinariamente superada por el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

Hillary acaba de llamar a las “potencias occidentales” y a sus secuaces árabes –el compuesto OTAN/CCG [1] que pasan por ser la “comunidad internacional– a “dejar claro que Rusia y China pagarán un precio por retardar el progreso” respecto a un cambio de régimen mediante las armas en Siria.

En no-neolengua esto significa: “Si bloqueáis nuestra nueva guerra, habrá represalias”.

A pesar de las tormentas de carcajadas en los corredores del Kremlin y en la Zhongnanhai, esto muestra cuán desesperado está el compuesto OTAN/CCG por imponer el cambio de régimen en Siria como una escala en el intento de cortar la conexión privilegiada de Irán con el mundo árabe. Y esto mientras el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan –que dirige el flanco oriental de la OTAN– ansía atacar Siria pero no encuentra un camino para convencer a la opinión pública turca.

En este contexto incandescente entra en juego WikiLeaks – y publica un lote de correos electrónicos muy embarazosos para el sistema de Asad y también para los rebeldes de la OTAN. Un posible efecto secundario será inspirar que olas de así llamados progresistas en todo Occidente comiencen a apoyar la Guerra Santa contra Siria. Un efecto realista será mostrar cuán repugnantes son realmente ambas partes – el sistema de Estado policial de Asad y la oposición armada.


¿Turismo con coches bomba?


Es útil examinar qué precio el propio Washington, para no mencionar sus súbditos de la OTAN, podrían tener que pagar por esta sucursal de la Guerra Santa librada con –quién iba a ser– el mismo montón de “terroristas” que hasta ayer se proponían destruir la civilización occidental y convertirla en un gigantesco Califato.

Washington, Londres y París han tratado –dos veces– de llevar al Consejo de Seguridad a otra guerra más. Fueron bloqueados por Rusia y China. Por lo tanto el plan B es soslayar a la ONU y lanzar una guerra de la OTAN. El problema es que la OTAN no tiene ganas –y carece de fondos– para una guerra muy arriesgada contra un país que realmente es capaz de defenderse.

Por lo tanto el plan C es apostar a una prolongada guerra civil, utilizando el Ejército Libre Sirio [ELS] –lejos de ser Libre– repleto de mercenarios y yihadistas, y la banda de exiliados oportunistas conocida como Consejo Nacional Sirio (CNS).

El CNS realmente ha llamado a imponer una zona de exclusión aérea al estilo libio sobre Siria – abreviatura para una guerra de la OTAN. Turquía también ha pedido formalmente a la OTAN una zona de exclusión aérea. Los comandantes de la OTAN serán ineptos – pero tienen un cierto grado de experiencia con grandes problemas (vea Afganistán). Se negaron rotundamente.

El CNS –y el ELS– no podrían ser menos representativos. Los “Amigos de Siria” –o sea Hillary y sus secuaces árabes– apenas reconocen la existencia del Organismo Nacional Coordinador por el Cambio Democrático (CND), el principal movimiento nacional de oposición en Siria, compuesto por 13 partidos políticos, sobre todo de la izquierda, árabes nacionalistas, incluyendo un partido kurdo. El CND denuncia firmemente cualquier forma de militarización y rechaza totalmente al ELS.

El ministro de Exteriores de Iraq Hoshyar Zebari –un kurdo– ha advertido que salafistas/yihadistas del tipo de al Qaida están entrando en masa a Siria. Al parecer ese grupo todavía sigue muy de cerca al “invisible” ideólogo de al Qaida, doctor Ayman al-Zawahiri; hace cinco meses expidió esas órdenes de marcha a yihadistas en Iraq, Jordania, el Líbano y Turquía. También ayuda que muchos de ellos están siendo armados –a través de diferentes redes– por la Casa de Saud y Qatar.

Desde hace meses todo el mundo sabe que el Grupo de Combate Islámico Libio (GCIL) de Abdul Hakim Belhaj, vinculado a al Qaida, ha estado activo en Siria – así como restos de al Qaida en Iraq, responsables ahora por atentados con coche bomba incluso en Damasco.

En caso de una Siria post Asad dominada por suníes de la línea dura infiltrados por wahabíes y salafistas-yihadistas, las repercusiones garantizadas en Siria harán que Afganistán durante la yihad antisoviética de los años ochenta parezca una visita a Disneyland en Hong Kong.


Aceptamos yuan y rublos



En cuanto a China, se muere de risa ante la desesperación de Hillary. A medida que la Casa de Saud se vuelve cada vez más paranoica ante lo que ve como el flirteo del gobierno de Obama con la democracia en el mundo árabe, Beijing reforzó los lazos comerciales entregando nuevos misiles a Riad.

Y mientras “Occidente” flirtea con la Guerra Santa, las corporaciones patrocinadas por el Estado en Beijing han estado comprando desaforadamente materias primas en todo Medio Oriente, el Norte de África y Suramérica – así como acumulando tierras raras para reservas estratégicas. China produce no menos de un 97% de las tierras raras del mundo – utilizadas para todo desde iPads a esos brillantes nuevos misiles que ahora se tuestan en el Desierto Árabe.

Otros efectos secundarios como “el precio que hay que pagar” por dejar de lado a la ONU y la obsesión por la OTAN como Robocop global serán inevitables. No hay que olvidar que la Guerra Santa contra Siria es una escala en el camino a Teherán. Por ejemplo, es posible que un nuevo sistema de seguros marítimos, así como un nuevo mecanismo de cambio internacional –dejando de lado los dictados occidentales– esté a punto de nacer.

Sin embargo, el elemento más importante puede ser una iniciativa concertada de Rusia, Irán y China para reorganizar el mercado energético global transando fuera del petrodólar.

Por lo tanto ¿Washington separa a Irán de SWIFT – el sistema internacional de pagos bancarios? El banco central de Irán da un contragolpe: si queréis hacer negocios con nosotros, podéis pagar en cualquier moneda excepto el dólar estadounidense, o podéis pagar con oro.

Es el Santo Grial de la Guerra Santa – no Siria; una cosa es que Teherán acepte euros como pago por su petróleo y gas; otra cosa es aceptar oro. Y además con pleno apoyo de Rusia y China.

Resumiendo: todo el síndrome de la Guerra Santa acelera el fin del dólar estadounidense como moneda de reserva global. Y cuando suceda, ¿habrá una Primavera Estadounidense? ¿O tendrán las elites de EE.UU. –como la Mafia– las agallas, y la fuerza, para obligar a que Rusia y China paguen el precio?
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Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge . Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com
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Pepe Escobar
Asian Times On Line
(Traducido para Rebelión por Germán Leyens)

Nota:
1. OTAN/CCG es un compuesto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y del Consejo de Cooperación del Golfo.